Obra: Caín

Grupo: Teatro Experimental de Fontibón TEF

Caín Teatro Experimental de Fontibón
Caín Teatro Experimental de Fontibón
Caín Teatro Experimental de Fontibón

Un Caín en clave cómica

Por: Felipe Chávez G.

Abril 17 de 2014

 

El Teatro Experimental de Fontibón TEF presentó su obra Caín en el marco del 14 Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá.

 

Emilio Ramírez lleva explorando las posibilidades del teatro de calle y la comparsa desde la fundación del TEF en 1979 y en esta ocasión partió de las obras Caín de José Saramago y Los pecados de Dios según la biblia de Pepe Rodríguez, para plantear un texto en clave cómica y formato de teatro callejero.

 

La historia de un Caín que a pesar del pecado de haber matado a su hermano cuestiona a Dios por su omnipotencia, su justicia parcial y su egolatría. Y Dios es representado como un anciano muy humano, contradictorio y autoritario; entonces en esta inversión de roles donde el pecador es quien juzga a Dios, la obra adquiere un tono satírico que invita a la reflexión y al disfrute teatral.

 

Más que la recreación de la historia sacra, el elemento más polémico de la obra es la constante referencia a la actualidad política del país y las formas del lenguaje popular de nuestros días. Para el espectador que entra en el juego de la farsa de unos comediantes que representan una historia antigua; puede ser un juego divertido, pero para quien espera la representación de la historia de Caín, esa forma “actualizada” puede parecer una inconsistencia. Esa interpretación dependerá de cada espectador.

Pero ese es el riesgo que toma el TEF en Caín y lo devela cuando el personaje de Dios expulsa hasta al público por no seguir sus mandatos, entonces los otros personajes lo despojan de su báculo, su capa y su máscara para evidenciar a un personaje-actor que estaba jugando a representar a Dios.

 

La propuesta plástica se basa en una serie de escaleras de guadua que permiten armar diferentes estructuras de forma ágil, aunque la falta de precisión en algunos cambios produce una tensión innecesaria. Los vestuarios neutros en tonos ocre se leen como personajes de la antigüedad y facilitan que cada actor pueda interpretar varios personajes. Las máscaras definitivamente son el elemento mejor elaborado e interpretado.

 

La voz para el teatro de calle sigue siendo un foco de discusión. Hay quienes opinan que en el teatro de calle debe primar la imagen sobre el texto, pero en los últimos años ese debate ha sido zanjado por los grupos que intentan equilibrar la imagen plástica con la voz. En este caso, el TEF encuentra momentos de armonía con los textos cantados en coro, que logran hacer énfasis en la narración y reforzar la ironía. Pero en algunos textos individuales, por la necesidad de ser escuchados y darle dramatismo al texto, aparece esa dicción afectada tan característica del teatro callejero bogotano.

 

El cierre de la obra adquiere un tono didáctico al invitar al público a cuestionar “la candorosa costumbre de obedecer sin dudar” y salvan la responsabilidad sobre las historias contadas:

 

“el proceder del señor

que aquí les representamos

está trazado en la biblia

nosotros no lo inventamos”

 

Con todos los elementos Caín logra un fuerte vínculo con el público entre la risa y la reflexión pues permite ese don maravilloso del teatro de hablar de nosotros mismos desde historias tan antiguas, al fin y al cabo en un país tan creyente, tan violento, tan injusto; todos somos herederos de Caín.

 

Publicado:  17/04/14

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